Las víctimas del acoso, a
corto plazo, perderán el interés en sus actividades favoritas, su autoestima
descenderá aún más de lo que ya lo estaba, su rendimiento académico se verá
notablemente afectado en la mayoría de los casos como consecuencia de una
disminución en el grado de concentración, verá la vida de forma más negativa,
le costará mucho utilizar habilidades sociales, sentirá miedo al rechazo y a no
gustarle a los demás, afectará a su salud (dolores de cabeza, estómago) y
presentará síntomas depresivos y ansiedad. En casos extremos, se materializa el
suicidio.
A largo plazo, las víctimas de
acoso escolar serán más propensas a presentarse con trastornos psíquicos tales
como la depresión, la fobia social o el trastorno de personalidad antisocial.
Seguirán mostrando una baja autoestima además de problemas emocionales,
ansiedad, problemas para establecer y mantener relaciones personales de amistad
y pareja, conductas autodestructivas e incluso pensamientos suicidas
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